Orden en el caos
Cada arquitecto de hoy en día tiene su
propio estilo, sin embargo, ninguno es original. La arquitectura es un flujo de
ideas. Los gestos arquitectónicos van a ser enmascarados por estilos distintos,
diferentes prácticas de la misma realidad. De tal manera que los arquitectos
empiezan a repetir o imitar la imaginación de sus antecesores, simulando para
regenerar las arquitecturas clásicas o para construir algo “nuevo”.
Se necesitan procesos por los cuales hay que seguir, un
procedimiento que implica un orden en el caos. Para que esto surta
efecto los arquitectos necesitan comunicarse entre sí; por esta razón, utilizan
el mismo vocabulario como, por ejemplo, plano de cimentación, subsuelo, entre
otros. No solo eso, si no entendemos los signos del espacio, no es útil; para
elaborar, si nos encontramos en una Iglesia sin saber su significado o
propósito, no vamos a ser capaces de descifrar qué hacer en el espacio. Sí, el
significado del espacio toma forma utilizando como herramienta la visualización
del arquitecto, no obstante, el significado es dependiente de las experiencias personales
de la audiencia. La arquitectura depende de los signos para poder crear una
imagen como, por ejemplo, si una iglesia católica carece de una cruz, ¿es
considerada una iglesia? No.
Las estructuras se trabajan y/o modifican de acuerdo
con el conocimiento y experiencia de distintas fuentes de información. Un
edificio no posee ideas solamente de un individuo, sino de múltiples; diseñando
con criterios de juicio y creatividad, por medio de alternativas, utilizando un
método en específico. El ser humano crea arte para poder comunicarse con las
futuras generaciones, comunicándose con generaciones precedentes. Pongamos el
caso de la época de las cavernas, los humanos que hacían arte en las paredes de
las cuevas pudieron comunicarnos indirectamente nuestra historia con el pasar
de los años, nos identificamos a través de la arquitectura. Del mismo modo que
nosotros nos identificamos, otros se identificarán con el mismo estilo, creando
estructuras uniendo ideas; un ciclo interminable.
En conclusión, cada idea tiene un origen, pero no originalidad en su totalidad. Por ejemplo, no podemos decir que un reloj es original debido a que cada uno tiene números que identifican la hora y son fabricados para ser utilizados en la muñeca, facilitando nuestra identificación de esta. Al igual que si un arquitecto pretende crear un espacio en específico para un grupo en específico, tendrá que intercambiar ideas con aquel que tenga conocimiento de esa tradición, religión, etc. Estar informado sobre los recursos y signos necesarios para poder construir el espacio es esencial para comenzar; además, los individuos requieren el conocimiento de los recursos necesarios para poder habitar en el espacio. Los gestos arquitectónicos solamente pueden existir en el nivel cultural, y la arquitectura expresa lo funcional y lo expresivo simultáneamente; no hay espacio sin interpretación.
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